domingo, 16 de marzo de 2014

Servicios, servicios, servicios

Hasta los años 80's el hardware fue lo importante, el costo de los sistemas estaba determinado por la cantidad de metal y de la electrónica que lo acompañaba. Era la época de los grandes armatostes y de los centros de cómputo, en la que el precio de las computadoras incluía el del software y el de los servicios. 

Los fabricantes de mainframes y minicomputadoras, aka minis, idearon todo un andamiaje legal para que el hardware les perteneciera de por vida, el hardware no se vendía sino que se licenciaba (cualquier parecido con el software actual, no es coincidencia), de esa manera se aseguraban un mercado cautivo para los servicios que proporcionaban, tales servicios cubrían aspectos desde la instalación hasta el mantenimiento, incluyendo el software que podría ejecutarse. En la práctica, el comprador de un computador no podía usar hardware o software de terceros ni utilizar los servicios de mantenimiento, reparación y configuración de un tercero. 

La época dorada del hardware llegaría a su fin con la decisión del Departamento de Justicia norteamericano de obligar a los fabricantes de computadoras de realmente vender sus equipos a los clientes. Los nuevos propietarios ahora podían decidir a quien adquirir el software, los servicios que necesitaban e incluso el hardware, lo que abarato el precios de los mainframes y minicomputadoras y el hardware en general. 

A partir de los años 80's, con la obligación impuesta a los fabricantes de software de vender sus equipos y la aparición de sistemas abiertos, el software fue ganando importancia. Bill Gates fue uno de los primeros en tomarlo en cuenta, tal como consta en la famosa carta abierta que dirigió al Homebrew Computer Club

Las primeras empresas de software incursionaron en el mercado de las aplicaciones empresariales para mainframes y minis, el Cobol y el RPG se convirtieron en los lenguajes de moda. 

Pero el verdadero efecto multiplicador lo produjo la aparición de las microcomputadoras, también conocidas como computadoras personales, fue entonces cuando el software obtuvo su identidad propia, independiente del hardware; ahora el software podía ser vendido sin un hardware y podría ser utilizado por diferentes tipos de hardware. 

Mucho del software propio de los mainframes y minis fue portado a la computadoras personales, que habían ganado suficiente capacidad de procesamiento, dando inicio al downsizing de los centros de cómputo. 

Por otro lado, numerosas pequeñas compañías de software irrumpieron en el mercado, casi todas alojadas en un garaje y que anunciaban en los avisos clasificados de los diarios y revistas; ese fue el inicio de Microsoft, Norton, McAfee, Novell y otros. 

Con la aparición de Internet se produjo un cambio que no fue entendido por muchos, incluso por Bill Gates, el hardware y el software dejaban de ser importantes para dar paso a los servicios. No se comprendió la importancia de la transferencia de archivos ni de la mensajería, el FTP y el correo fueron ignorados. 

El punto de inflexión lo marcó la aparición del Livescript, hoy conocido como Javascript, un lenguaje script incluido en el navegador Navigator de Netscape y que permitía la ejecución de código en el lado del cliente dentro de una página web. 

El tiempo del software como servicio (SaaS) había llegado y Microsoft, la compañía más grande de software, era retada por el mismísimo creador del Navigator, Marc Adreessen, que profirió la insultante sentencia "Windows terminara convertido en un conjunto de controladores mal depurados"

Microsoft hizo todo lo que estuvo a su alcance para detener o retrasar la popularización del SaaS, propició la quiebra de Netscape, impuso el HTML 4 en contra del HTML 3 que era el estándar, incluso cruzando la línea de lo ilegal estableció alianzas con los fabricantes de hardware lo que le valió una sentencia por monopolio del Departamento de Justicia norteamericano. 

Empero, nada pudo detener al avance del SaaS y de la aparicion de los ASP (Application Service Provider), los cuales despertaron un nuevo hábito en los usuarios, el de no tener que descargar o instalar una aplicación para utilizarlo. 

Uno de los pioneros de este tipo de servicios fue computadora.de que ofrecía un computador virtual dentro de un navegador, a cambio de publicidad en el escritorio virtual, donde podía desde ejecutar un procesador de texto hasta subir archivos mp3 e un disco duro virtual y reproducirlos mediante un reproductor ad-hoc. 

Las empresas actualmente requieren poder ejecutar sus aplicaciones desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo; los empleados necesitan acceder a sus archivos en cualquier momento y desde cualquier lugar; los usuarios quieren poder usar sus programas cuando lo necesiten, ver sus fotos cuando lo deseen y escuchar su música en el momento apropiado. 

Las empresas tecnológicas que mejor entiendan esas nuevas necesidades de las empresas, empleados y usuarios serán las que permanezca aun vigentes; y actualmente las empresas que mejor lo entienden son Google y Microsoft.

Si Steve Ballmer, aún fuera CEO de Microsoft, 
el grito esta vez sería "Servicios, servicios, servicios". 

martes, 11 de marzo de 2014

Whatsapp ¿la gran compra?

No hay duda de que Whatsapp es una gran idea. 

En un escenario donde un Blackberry solo podía enviar mensajes a otro Blackberry y un Nokia a otro Nokia; donde los teléfonos móviles de un operador solo podían comunicarse con otro teléfono móvil del mismo operador (a menos de que se estuviera dispuesto a pagar cargos exorbitantes para comunicarse con otro operador), la aparición de Whatsapp fue casi un regalo divino, un milagro recibido sin haberlo pedido. 

Pero la idea de un servicio de mensajería basado en Internet, ni es innovadora ni patentable, muy pronto aparecerían muchos otros programas similares, pero Whatsapp por ser el primero tuvo la atención de los inversionistas de riesgo y aún tiene el favor de los usuarios. 

Pero esa atención recibida de parte de los inversionistas no sería eterna y pronto tuvo que buscar un modelo de negocio que la haga sostenible en el tiempo y es así que Whatsapp decide cobrar un dólar luego de un periodo de prueba gratuito de un año a cada usuario, eso le dio un margen de tiempo para buscar alternativas para monetizar su servicio de mensajería e incluso crear un bluff de su posible compra por Google

Ese plazo se fue acortando día a día, la competencia arreciaba por todos los frentes (Viber, Line, BBM, Telegram, etc.), incluso Tuiter y Facebook incursionaron en mensajería  alternativa, el primero soportaría mensajes con video  y  la segunda ofrecería mensajería contextualizada y correo (esto último ya descontinuado)

La entrada de Google al mundo de la mensajería no fue problema para Whatsapp, Google no la tuvo fácil y no fue hasta el lanzamiento de Hangout, que unificaría la mensajería de todos los servicios de Google, en que se convirtió en un competidor más para Whatsapp. 

Con la entrada de Microsoft al mundo de la mensajería, otra fue la situación, Microsoft jubilo su histórico Messenger y lo remplazó por un renovado Skype, un sistema de mensajería de voz, video y transferencia de archivos, comprado a precio de regalo ($8500 millones) si lo comparamos con los $ 19 mil millones de dólares que pagó Facebook por Whatsapp.

Y si de odiosas comparaciones se trata Skype cuenta con más de 500 millones de usuarios frente a los 400 de Whatsapp; Skype funciona en equipos de escritorio, en móviles y en teléfonos fijos mientras que Whatsapp solo funciona en móviles (cuyos sistemas operativos se deben a Google, Microsoft y Apple); Skype cuenta con un modelo de negocio establecido mientras que el mayor atractivo de Whatsapp es que es gratis.   

Con Google y Microsoft como competidores, la situación de Whatsapp sin un modelo de negocio definido, se tornó precaria, y tal como lo pronostiqué meses antes, terminó siendo absorbida por Facebook.